Manuel García Fernández nació en Luarca, España, el 5 de marzo de 1858. Según reconstruyen los archivos de la Fundación Bella Vista, a los 18 años arribó a la Argentina, acompañado de su hermano José. Se radicaron en Córdoba y luego se trasladaron a Tucumán. En la capital instalaron una cigarrería sobre segunda cuadra de la 9 de Julio, frente a la Iglesia de Santo Domingo.
La fábrica azucarera
En 1882, ambos hermanos instalaron en Bella Vista una modesta fábrica azucarera, el Ingenio Bella Vista. Con el paso del tiempo –rescatan en la ONG- se constituyó en un auténtico modelo industrial por su organización y por sus modernas instalaciones fabriles, constituyendo de ese modo una importante fuente de riqueza y de trabajo.
“Don Manuel” falleció el 17 de octubre de 1923 y su deceso repercutió en todo el país y ocupó titulares en los principales diarios de la Argentina. “Pronta la presente edición de LA GACETA para entrar en máquina, recibimos de Bella Vista una noticia telefónica que nos anuncia el fallecimiento de Don Manuel García Fernández. Su muerte enluta a Tucumán, que pierde a uno de sus hombres más progresistas y patriotas”, consignó la edición de nuestro diario ese mismo día.
Según consta en los archivos de la Fundación, ese día la noticia también se dio a conocer en los diarios tucumanos “El Orden” y el “Norte Argentino”. Ya el 18 de octubre, la noticia fue publicada en Buenos Aires por “La Nación”, La Prensa”, La Razón”, “El Pueblo”, “El Diario Español”, “El Tiempo” y “La Nota”. También lo hizo “La Capital” de Rosario.
Ese día fue velado en Bella Vista y a las 20 sus restos fueron trasladados a Buenos Aires en un tren especialmente fletado al efecto. Formaron parte de ese cortejo su hijo Manuel Ramón García Fernández, su hijo político Jorge Echayde, Francisco Pasteur, Manuel B. Posse, el padre Lorenzo Massa y los alumnos Juan B. Fernández Bravo y Rafael Bernal. Junto con ellos viajó una delegación de empleados del Ingenio, compuesta por el ingeniero Aurelio Romero, Nicolás Ayala, José Valdecantos, Lorenzo Didot, José Acuña, Manuel Pérez, Teófilo Cayouk y Antonio Pacheco.
La Fundación Bella Vista documenta que el tren arribó a las 10 de la mañana siguiente. En la estación se había dado cita una multitud. Entre otras personalidades se encontraban allí el fundador de la UNT, Juan B. Terán; los senadores nacionales Alberto Aybar Augier y Ramón Paz Posse, los diputados Abraham de la Vega, Miguel y José Luis Aráoz, Juan Patrón Costas y Emerto del Moral.
El cortejo emprendió la marcha hacia el cementerio de la Recoleta, precedido por una carroza cubierta de coronas, una delegación de sacerdotes salesianos, alumnos del Colegio Salesiano de Buenos Aires con su banda de música, y una larga caravana de coches de duelo.
La comunidad salesiana de Tucumán, en tanto, publicó un libro. La introducción está firmada por el presbítero Valentín Bonetti, en ese momento inspector de los Salesianos. El volumen (que forma parte de la biblioteca de la Fundación Bella Vista) contiene las apreciaciones de la prensa de todo el país, los discursos pronunciados en el sepelio, los telegramas, los mensajes y las cartas de pésame, como así también los actos realizados por la Comisión de Homenajes que se formó en Tucumán en 1921.
Condecoración papal
El 25 de agosto de 1936, según los archivos de la ONG, el obispo Agustín Barrére entregó a la viuda de García Fernández, María Luisa Boucau, una condecoración otorgada por el Papa Pio XI “por su generoso espíritu y por la donación hecha, juntamente con su esposo a la Institución Salesiana”.
El Chalet del Ingenio Bella Vista fue el escenario de ese último reconocimiento.